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Por qué ellas, por qué allí

TSF en los medios l

Desde los primeros contactos con la University of Nairobi y el profesor Muriuki, decidimos que The South Face se centraría en fomentar la educación entre las chicas africanas. Pero no se trata de discriminación positiva. Tenemos unas razones muy claras para becar principalmente a chicas que parten de una idea esencial: el primer paso de toda ONG debe ser pisar terreno, detectar las necesidades principales del país donde quiere cooperar, y centrarse en solucionar esas necesidades. Pocos días en África son suficientes para hacer una autocrítica a occidente y ver que no tiene ningún sentido seguir imponiendo al continente  un modelo de desarrollo, sino que hay que escuchar, escuchar y escuchar para dotar a los kenianos de las herramientas que necesitan para impulsar el desarrollo de su país ellos y ellas mismas. Por eso, la misión innegociable de The South Face es que África eduque a África.

Después de viajar por varios países africanos, nos dimos cuenta de que la educación era una necesidad esencial, sobre todo a largo plazo. Porque solo con una masa social bien formada logrará Kenia, y otros países africanos, desarrollar su propia autosuficiencia y una independencia económica real. Nuestro compromiso no es captar jóvenes de allí para traerlas aquí; no queremos robarles el talento, porque las mejores estudiantes solo podrán contribuir al desarrollo de sus países si tienen la oportunidad de formarse y trabajar allí.

Además, también vimos que el acceso a la educación era especialmente problemático para las mujeres. Por dar algunos datos: la tasa de alfabetización es un 11% menor entre mujeres que entre hombres, y diferencias similares se dan en las tasas de matriculación de estudios primarios y secundarios. Si nos fijamos en la universidad, la diferencia es aún mayor: en las universidades kenianas hay casi 2 hombres matriculados por cada mujer.

En las zonas rurales, ni siquiera las estudiantes más brillantes tienen la oportunidad de ir a la universidad. Esto se debe principalmente a razones culturales, ya que muchos padres piensan que podrían hacer ese esfuerzo económico para mandar a su hijo a la universidad, pero no para que estudie su hija. De modo que muchas chicas que tienen un buen expediente académico en primaria y secundaria, ven truncadas sus aspiraciones de una ecuación superior por falta de recursos o por culpa de un sistema patriarcal. Ahí es donde entra The South Face para dar una oportunidad a esas chicas.

Pero no becamos a chicas sólo porque ellas tengan más dificultades para acceder a la universidad, sino también porque estamos convencidos de que serán las mujeres las que llevarán a los países africanos hacia la verdadera libertad. Cuando uno viaja a África y convive con sus gentes, pronto se da cuenta de que las mujeres son el motor del continente. Son ellas las que luchan por la supervivencia de sus familias, ya que a menudo son ellas las que trabajan y administran el dinero.

Además, en nuestras visitas a los poblados de las chicas becadas, nos damos cuenta del enorme impacto que su educación tiene en sus familias y el resto de sus comunidades. Por un lado, porque las chicas traspasan los conocimientos adquiridos, generando un efecto multiplicador de éstos. Además, becar chicas es una acción pedagógica para implicar a las familias y demostrar que sus hijas merecen tantas oportunidades como sus hijos. Y es que, cuando aprende una chica, aprende todo un poblado.

Miguel Faus