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La otra historia del Capitán Phillips

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Captain Phillips, la película dirigida por Paul Greengrass y protagonizada por Tom Hanks, explica la historia del secuestro del buque carguero ‘Maersk Alabama’ en aguas internacionales cercanas a Somalia, en el año 2009.

El film, ahora en cines, está basado en la historia que el propio capitán del buque, Richard Phillips, contó poco después de ser liberado en el libro ‘A Captain’s duty’. En la operación de rescate, los soldados de la Marina de Estados Unidos lograron capturar al líder de los secuestradores, Abduwali Muse, de 16 años de edad, posteriormente condenado a casi 34 años de cárcel. Sus otros tres compañeros fueron abatidos por los marines.

La película y la polémica que la rodea me ha hecho recordar el fascinante Ted Talk de la escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie acerca de los peligros de las historias únicas. ‘No es posible hablar de historias únicas  – dice Chimamanda – sin hablar de poder. El poder no es solamente la posibilidad de contar una historia sobre otra persona, sino de convertir esa historia en la única historia posible. Cómo se cuenta una historia, quién la cuenta, cuándo se cuenta o desde qué perspectiva se cuenta depende de quién ostenta el poder’. Chimamanda termina su charla, deliciosa de principio a fin, con estas palabras: ‘A veces las historias se utilizan para calumniar de forma maliciosa, pero también se pueden utilizar para humanizar; las historias pueden romper la dignidad de la gente, pero también la pueden reparar. Cuando rechazamos las historias únicas, cuando nos damos cuenta de que no hay nunca una historia única sobre nadie ni ningún lugar, entonces ganamos un trozo de paraíso’.

¿Es la historia que nos cuenta ‘Captain Phillips’ sobre el secuestro a cargo de los piratas somalíes la única narración posible de los hechos?

Poco después de que Richard Phillips publicara el libro, algunos de los miembros de su tripulación denunciaron ante los medios de comunicación que el capitán había mentido. De hecho, le acusaron de haber puesto en peligro sus vidas por no haber seguido las normas de seguridad establecidas ni las advertencias recibidas, y rechazaron categóricamente la presentación de Phillips como un héroe que se había entregado a sus secuestradores con el objetivo de salvar al resto de miembros del equipo.  La polémica está bien explicada en este reportaje de la CNN. Sin embargo, parece ser que la versión ofrecida por el resto de la tripulación del ‘Maersk Alabama’ no le interesó mucho al director Paul Greengrass. Vivimos necesitados de héroes.

¿Cómo sería la historia del secuestro del capitán Phillips si quien nos las contase fuese el propio líder de los secuestradores, el somalí Abduwali Muse? Pues esto es precisamente lo que pretende el cineasta Kaizer Matsumunyane en su documental ‘The smiling pirate’. En el vídeo de presentación del proyecto, Kaizer cuenta que su intención es dar voz a Muse para que también él pueda contar su versión de la historia. El vídeo incluso incluye un fragmento de una entrevista a la madre de Muse, en la que nos cuenta cómo su hijo, con 7 años de edad, y tras el divorcio de sus padres, soñaba con ganar dinero para poder cuidar de su madre y sus hermanos. En una entrevista con ‘Africa is a country’, Kaizer nos advierte de que, cuando utilizamos etiquetas como ‘pirata’, inmediatamente perdemos de vista a la persona que hay detrás de la etiqueta. Esta es el vídeo de presentación de ‘The smiling pirate’.

‘Cuando se dice que ‘Captain Phillips’ está basada en una historia real – dice Kaizer -, deberían decir que está basada en una interpretación perversa de los hechos. En realidad, en ‘Captain Phillips’, es la verdad, más que cualquier otra cosa, la que ha sido secuestrada’.

Este post no trata, en absoluto, de justificar un secuestro, sino de alertar sobre los riesgos de simplificar excesivamente la complejidad que rodea la piratería en Somalia; los riesgos de dejarnos atrapar por la carga atribuida a palabras como ‘pirata’, ‘África’, ‘pobre’, ‘musulmán’, ‘español’ o ‘inmigrante mejicano’, entre muchas otras. La lista podría ser larga.

Se trata, como sugiere Chimamanda, de vencer la pereza de contentarse con la historia única, aquella que nos cuentan los que más poder tienen para imponer la versión de los hechos que mejor responde a sus intereses.

Fuente: blog.elpais.com