Gemma Parellada

Persona, ser y África

1.- Tu casa.

Abidjan, Costa de Marfil (aunque a la práctica soy casi nómada, me paso gran parte del tiempo en ruta por África sub sahariana).

2.- ¿Cuando llegaste a África?

Hace más de siete años que vivo en África y más de ocho que trabajo en el continente.

3.- ¿Quién paga tus facturas?

Actualmente colaboro con El País, CNN internacional y CNN español, RFI español y Catalunya Radio sobre todo. Pero soy independiente así que hago contribuciones también en otros medios.

Fui editora de África subsahariana para la Agencia EFE. He colaborado para AFP, HBO, El Mundo, El Magazine de La Vanguardia, Público, etc…a parte de prensa extranjera.

4.- ¿Opción de vida, necesidad, trabajo o vocación?

Vocación y pasión. Enfermedad incluso. Una gran estupidez probablemente. Es para mí la única manera de ser periodista. Soy independiente porque hay lugares e historias que jamás ningún medio te mandaría a cubrir pero que son imprescindibles. Es necesario dedicarle tiempo a los temas, a la gente que entrevistas y a digerir la información que recibes. Hay que sumergirse en la realidad para poder contarla.

5.- ¿Qué es lo que más te sorprendió de África?

Lo que que más me sorprende de África es como Occidente lee y trata erróneamente al continente. Es la ignorancia que Europa en general y España en particular mantiene sobre África y la poca vergüenza que le genera este desconocimiento.

Sigue siendo aceptado y hasta buscado el amarillismo y el sensacionalismo en los reportajes y sigue predominando el paternalismo en la forma de interaccionar con sus países y comunidades. Hay poca profesionalidad. Tanto en los trabajos periodísticos como en otros ámbitos como la cooperación.

6.- Una experiencia.

Vivo aquí, como cualquier persona que mire atrás en sus últimos siete años, tengo cientos de experiencias que recordar, buena y malas. Me quedo con los jóvenes de Goma (este del Congo), a quienes di un taller de radio el año pasado. Chavales llenos de energía y talento, con hambre para aprender y trabajar aunque la guerra se empeña en complicarles su futuro; con las historias de los curas congoleños, sus amantes, hijos, familias paralelas y con sus curiosas estrategias para ligar. Para ellos no es un tema tan tabú como en otras partes, lo cuentan abiertamente; con el joven que nos cacheó al entrar a una conferencia de prensa del presidente somalí y que unos minutos más tardes se inmoló a pocos metros; con las conversaciones con soldados en Congo, Costa de marfil, Mali, que te hacen comprender qué poco ideológicas son todas estas guerras y cómo la simple supervivencia arrastra a muchos civiles a acabar involucrados en ellas; con los momentos de compartir el té con tuaregs que te cuentan algún secreto de su vida nómada; o con esta mujer coja a quien destrozaron física y psicológicamente con una violación pero que se empeña en seguir sonriéndole al mundo y que regala simpatía a su esquina volcánica cada mañana.

Pero sobre todo me quedo con las noches acogida en casas, cabañas o incluso al aire libre, por gente que te acepta pasajeramente en su vida, sin tener obligación alguna y que te devuelve la fe en tu trabajo, cuando el periodismo y los medios, allá lejos, en Europa, se empeñan en arrebatártela.

7.- Un plato africano.

El pescado a la brasa con attiké –una especie de couscous de mandioca- (plato marfileño). La carne de cabra que preparan los congoleños. El cordero asado en hornos con fuego sobre la arena en el norte de Mali, también. En general soy adicta a la comida callejera que venden las mujeres en pequeños puestos en toda ciudad, pueblo o carretera.

8.- Un libro sobre África.

Me quedo con los cuentos o historias anónimos contados en vivo. Escucharlos sentada en buena compañía cuando la noche logra refrescar un poco y ya se ha ido la luz del día. Uno de mis contadores favoritos es un ex rebelde sur sudanés que nos hacía reír cada día cuando en aquel pueblo del desierto sur sudanés se apagaba el generador.

La sombra de Imana, de Veronique Tadjo es un duro pero buen libro de cuentos reales.

9.- Ciudad favorita.

Ciudad… ¡la mía! ¡Abidjan! Aunque en general prefiero los pueblos. El este de Congo es de una belleza espectacular. Me costó darme cuenta, porque la dureza de las historias que allí se cubren te ciegan el paisaje.

10.- Una canción africana.

La voz de la difunta Brenda Fassi y su Vulindela (Sudáfrica). Tiken Jah Fakoly y su álbum “Coup de geule” o los ritmos tranquilos del norte de Mali.

11.- Una película sobre/de/desde África.

La vi hace muchos años, pero creo que se llamaba Nah Fallah, una comedia sobre los funerales en Guinea Bissau, si me acuerdo bien. Brillante, cómica y surrealista. Muy distinta. ¡De momento no me he enganchado al Nollywood nigeriano!

Periodismo

1.- ¿Puede el periodismo ayudar al continente africano? ¿Cómo?

El buen periodismo siempre puede ayudar a entender la realidad. Y eso siempre tiene un impacto positivo. El problema es que el periodismo que se está haciendo en el continente, sobre todo el que se publica en España, no sé siquiera si es digno de este nombre. Solo se quieren coleccionar noticias de última hora sin explicaciones, contexto ni contenido. Lo que contribuye a menudo a desinformar y a afianzar los tópicos. No hay espacio para las historias de verdad.

2.- ¿Interesa lo que ocurre en África? ¿Por qué?

Depende del país. En Francia y en las antiguas colonias se sigue con más interés lo que pasa, pero a la vez hay más carga política. África en general no es una prioridad informativa. Somos pocos periodistas internacionales en todo el continente. Aunque África es una mina, un huerto, una fuente de muchos de los productos que consumimos y aunque es una pieza fundamental para que Occidente viva con el lujo y comodidad que vive, hay la falsa idea de que nos es ajena. Trascienden solo los conflictos, que se tildan a menudo erróneamente de tribales y se obvian sus raíces políticas y geoestratégicas.

3.- ¿Consigues “vender” temas/noticias con regularidad?

Vendo con regularidad, sí. Pero depende del momento y del medio. Lo que es complicado es hacer temas de fondo con regularidad

4.- ¿Qué es lo que más interesa de los temas que vendes?

Normalmente está todo relacionado. Pero me gusta explicar a través de historias cotidianas las razones y consecuencias de los conflictos. Política, economía, guerra, todo está vinculado. Pero es importante ponerle cara y nombre a estos conceptos genéricos. Porque la guerra la sufren sobre todo los ciudadanos, los civiles. Y no solo mientras dura el conflicto, sino también después. El porqué de las guerras es para mí el elemento más importante y el que a menudo se arrincona.

5.- ¿Cuál es el evento más significativo que te ha tocado cubrir? ¿Y el que más interés ha despertado a tu medio?

He tenido la suerte de cubrir los eventos más significativos del continente en los últimos años: la independencia en Sudán del Sur, la guerra en Costa de Marfil, las primeras elecciones desde la independencia en Congo, las elecciones en Zimbabue, la hambruna en el cuerno de África, el Mundial en Sudáfrica, las elecciones en Somalia el año pasado, en la distancia cubrí el secuestro del Alakrana hablando con los piratas que lo tenían capturado, etc…

Pero el más significativo es el conflicto en el este de Congo. Voy allí cada año desde 2006 y paso mínimo una buena temporada en la zona. Es el conflicto más absurdo y más cruel. Es complicado digerirlo y comprenderlo, pero lo es más entender por qué el mundo llamado “civilizado” se atreve a ignorarlo, aunque lo esté alimentando.

6.- ¿Es peligroso ser periodista en África? ¿Es una visión peliculera o real?

Es peligroso a veces, sí. Siempre lo es cubrir guerras. En Costa de Marfil me detuvieron los militares el día que empezó la guerra y nos amenazaron con fusilarnos. En Somalia se inmolaron tres suicidas a pocos metros del hotel donde estábamos con el recién elegido presidente del país.

Hay otro tipo de peligro: ahora en el norte de Mali, se nos estropeó el coche en una zona que aún no está bajo control militar maliense ni francés (zona pues, donde quedan yihadistas). Tuvimos que dormir en el pueblo con este riesgo difícil de medir, pero afortunadamente pudimos volver al día siguiente. El riesgo del secuestro en zonas como el norte de Mali o en Somalia es un añadido que perjudica mucho nuestro trabajo. No solo porque dificulta el oficio, si no porque no nos permite llegar a una parte de la historia.

Pero hay muchos lugares que no lo son.

7.- ¿Existe independencia en los medios locales? ¿Están muy ligados a una ideología? ¿Tienen más peso los públicos o los privados?

No puedo generalizar para todo el continente. Depende del país. En Costa de Marfil por ejemplo los periódicos están muy politizados. Pero un problema común en muchos países son las malas condiciones económicas de los periodistas. A menudo les pagan muy poco o nada, así que existe la práctica generalizada de cubrir los eventos de quienes les pagan. Es decir, un partido político, empresa, lobby, “invita” a los periodistas y les paga para que escriban sobre ello. Lo que, por supuesto, dinamita la independencia.

8.-  Un personaje que haya cambiado la historia de África. No se vale Mandela.

Patrice Lumumba y Thomas Sankara, ambos asesinados. De hecho no llegaron a cambiarla tanto porque les mataron. Pensaban por ellos mismos, tenían ideas propias y no querían someterse a la presión de las potencias occidentales. Sus casos son un ejemplo de la política internacional en África. Afortunadamente sus ideas han calado y aún siguen vivas.

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