Trinidad Deiros

Persona, ser y África

1.- ¿Dónde vives?

En Kinshasa, República Democrática del Congo

2.- ¿Desde cuando viajas/vives a/en África?

Desde abril de 2014.

3.- ¿Por qué África?

África es una de las últimas fronteras, un continente evocador pero poco conocido que es casi imposible que no atraiga a un periodista con vocación por la información internacional. Yo no era una excepción.

4.- ¿Ha cambiado tu visión de este continente de la primera vez que llegaste a ahora?

No podía ser de otra manera, dado que mi conocimiento de África Subsahariana era muy superficial. Es evidente que la visión de África que uno tiene antes de llegar aquí no es de primera mano, sino la que obtiene del reflejo de la prensa, de la literatura y del cine, que ofrecen retratos concretos, fotogramas de una realidad que no puede ser sino extremadamente diversa; no hay que olvidar que estamos hablando de más de 50 países.

5.- Una buena vivencia.

Viviendo en Congo, y antes en República Centroafricana, dos países a la cola de los índices de desarrollo, he conocido a personas admirables que pese a tenerlo todo en contra -la pobreza, la injusticia, la falta de oportunidades- han logrado sobresalir como profesionales y como seres humanos. Pienso en Israel Tshipamba, un director de teatro congoleño que lleva esa cultura de la que tantos africanos se ven privados a los barrios humildes de Kinshasa o a la cárcel de la ciudad. También en los jóvenes del movimiento congoleño LUCHA que han pasado meses en prisión por reclamar justicia y dignidad para su pueblo.

6.- ¿Y una no tan buena?

Yo no hablaría de malas vivencias personales que a fin de cuentas no han pasado de ser contratiempos. Aludiría, eso sí, a historias terribles que me han marcado, como la de una adolescente centroafricana de 17 años a la que entrevisté, que había sido violada por tres bestias salvajes de un grupo armado. En Centroáfrica la violencia sexual durante el conflicto fue, por desgracia, casi una norma y no una excepción, pero el caso de esta joven era especialmente desgarrador. No sólo había sido violada por tres hombres, sino que éstos le habían contagiado el VIH. Meses después, desarrolló sida porque no había sido sometida al tratamiento con antirretrovirales pese a saber que era seropositiva. ¿Y por qué no se sometió a este tratamiento? No porque no pudiera costearlo, pues un hospital centroafricano lo proporciona gratuitamente gracias a Naciones Unidas, sino porque ni siquiera disponía del equivalente de un euro y medio que costaba la apertura de la historia médica, una cantidad que el enfermo sí tenía que sufragar. El colmo es que, encima, esta joven había quedado embarazada y cuando el niño nació, lo hizo con hidrocefalia: estaba desahuciado.  ¿Cómo entrevistas sin herirla a una persona que está pasando por un infierno semejante?

7.- Un plato africano.

El “pollo Director General” (así llaman a los pollos gorditos) con banane plantain (plátano macho frito).

8.- Un libro sobre África.

El fantasma del rey Leopoldo, de Adam Hochschild.

9.- Ciudad favorita.

De las que conozco, ninguna. En África Subsahariana lo que corta el aliento son los espacios naturales.

10.- Una canción africana.

Me encantan los cantos polifónicos corales africanos (no tengo ni idea de los títulos)

11.- Una película sobre/de/desde África.

Más que película, recomendaría un documental sobre la historia de Congo: Mobutu, roi du Zaïre (Mobutu, rey de Zaire)

 

Periodismo

1.- África sale en los medios españoles de una manera muy residual y negativa, ¿a qué se debe?

África Subsahariana no es ni ha sido una prioridad para España, ni desde el punto de vista económico ni político y obviamente la agenda del poder marca en buena medida las prioridades de los medios. Tampoco tenemos pasado colonial ni lazos culturales con estos países, excepto con Guinea Ecuatorial. A ello se suma un contexto de información internacional menguante en los medios españoles.

Con respecto a la “negatividad”, en mi opinión, creo que  más que en ningún otro continente, la información sobre África ha tenido y tiene una narrativa dominante: la de la pobreza, la guerra y el subdesarrollo, que ha relegado a un segundo término otros temas, menos espectaculares, que no tienen cabida en ese discurso. A menudo los medios, y también los periodistas, contamos más cómo los africanos mueren que cómo viven.

2.- ¿Crees que la manera de contar África en los medios españoles es la adecuada? En caso de que no, ¿Cómo debería ser? En caso de que sí, ¿Por qué?

No sé si existe una manera “adecuada” de contar las cosas más allá del imperativo de ser veraz. Sí diría que la cobertura sobre el continente es escasa y se resiente muchas veces de estar hecha desde la distancia, pues los medios españoles no consideran una prioridad tener corresponsales ni mandar a sus periodistas a África, ni tampoco compran apenas reportajes hechos sobre el terreno. Sobre cómo debería ser, creo que lo mínimo que se deberían plantear es tener a algún corresponsal en condiciones dignas, no como las que tenemos los freelance. Y estamos hablando de un continente entero que, además, está llamado a ser emergente un día.

3.- Cuando ocurre algo con repercusión mediática internacional en África y no hay un periodista español en el terreno muchos critican la ausencia de corresponsales en el continente. Si fueras el jefe de Internacional de un medio y te permitieran “colocar” a cuatro corresponsales en África subsahariana, ¿Dónde lo harías? ¿Por qué?

Antes de contestar, es necesario pensar que a la hora de destacar a un corresponsal hay que tener en cuenta consideraciones tan prosaicas cómo la facilidad de comunicación de un país con su región, además del peso específico del Estado en cuestión. ¿Cuatro corresponsales? Puf, eso sería la luna…Yo, quizás, tendría uno en Senegal para cubrir África Occidental y el Sahel; otro en Kenia, para cubrir el Cuerno de África y parte de los Grandes Lagos; un tercero en República Democrática del Congo, por la importancia y el tamaño del país desde el que además se puede cubrir África Central -y también los Grandes Lagos-, y por supuesto, un cuarto en Sudáfrica.

4.- ¿Cuáles son los temas que más consigues vender a los medios?

Los de interés humano y conflicto, que entran en la narrativa dominante de la que hablábamos.

5.- ¿Qué tipo de temas te gustaría publicar más?

Me gustaría publicar más temas políticos, económicos y, sobre todo, sociales, pero con otra perspectiva. Por ejemplo, considero necesario explicar que en África existen unas clases medias cada vez más decisivas en el devenir de estos países.

6.- Desde España nos imaginamos al periodista en África como un ‘Indiana Jones’, ¿Cómo es tu día a día como periodista en África?

Esa imagen forma parte de la mitificación del periodista que cubre África. En mi caso, nada más lejos de la realidad.  Yo vivo en Kinshasa y mi día a día no es muy diferente de cualquier otro corresponsal: leo la prensa, busco temas, hago llamadas y salgo para hacer las coberturas, con la particularidad de que en la mayor parte de estos países es difícil y muy caro encontrar transporte y acceder a muchos lugares. Aunque las coberturas varían mucho de unos países a otros según sus circunstancias, lo más peligroso a lo que yo me expongo ahora mismo es a tener un accidente cuando me desplazo a bordo de un taxi-moto en Kinshasa.

7.- A menudo nos olvidamos de los periodistas locales en el continente, ¿qué opinas del periodismo hecho sobre África por los africanos?

Reitero: hablar de todo un continente es imposible, habría que hacerlo de cada país. No es lo mismo el periodismo centroafricano, en un estado incipiente, que algunos medios digitales kenianos, sudafricanos o congoleños. En Congo, por ejemplo, medios digitales creados por jóvenes periodistas, como Politico.cd, están haciendo una cobertura muy exhaustiva y profesional de la política nacional, utilizando además formatos como los podcast de radio o las vídeonoticias. Y eso que, como es obvio, un periodista local precisa de unas dosis de valor considerables pues se arriesga a unas represalias por parte del poder mucho más graves que las que pueden afrontar los periodistas extranjeros.

8.-  Un personaje que haya cambiado la historia de África. No se vale Mandela.

Hay varios que, si bien quizás no se puede decir que hayan cambiado la historia de África, si encarnan para los africanos, sobre todo para los jóvenes, lo más noble de este continente; la dignidad y la grandeza de ese “hombre negro” que, al contrario de lo que afirmó Nicolas Sarkozy en aquel deplorable discurso en Dakar, sí ha entrado en la Historia. Me refiero a personajes como Thomas Sankara y Patrice Lumumba. Ambos murieron asesinados sin haber cumplido los 40 años y no tuvieron oportunidad de convertirse en unos “Mandelas”. Sin embargo, a ellos se vuelven los jóvenes africanos buscando inspiración y reivindicando un legado propio. Ellos y otros personajes, cuyas vidas fueron casi siempre truncadas prematuramente, son sus héroes y el espejo en que se miran.

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